miércoles, 6 de noviembre de 2019

¿Cómo de importante es dar permiso para fallar?

Permitido fallar, para aprender...
Cortesía de Pixabay
Uno de los beneficios que nos traen los marcos ágiles como Scrum son entornos de confianza donde los individuos pueden exponer su opinión sincera, un entorno donde el coraje es un valor, donde se puede disentir y decir que "no" sin temor a consecuencias y donde el conflicto es sano y representa diversidad. Solo así conseguimos entornos en los que las planificaciones de sprint y las PI Plannings se tiñan de factibilidad y lleven al éxito, ya que los que van a hacer el trabajo crean esos planes y tienen toda la libertad para hacer planes en los que crean de verdad.

Para que todo esto ocurra es necesario aprender, y para aprender es necesario fallar. Quizá algunos conozcáis el vídeo de la bicicleta invertida; en ese vídeo Destin de Smarter Every Day nos muestra entre otros aprendizajes que para aprender a ir en bicicleta invertida hay que desaprender primero el ir en bicicleta normal. El mensaje de fondo es que para cualquier cambio, como lo es una transformación ágil, se requiere de un aprendizaje, y para aprender hay que caerse unas cuantas veces de la bicicleta y levantarse para intentarlo de nuevo.

Por tanto en una transformación ágil es necesario que la compañía como sistema falle rápido para aprender rápido, y para ello es necesario desbloquear el posible miedo al fallo de los individuos. Como coaches ágiles debemos de sugerir al CEO o a los altos directivos y líderes dar un mensaje muy explícito, como por ejemplo: "Tenéis permiso para fallar, fallad rápido, aprended rápido y haced grandes cosas".

No podemos esperar que los equipos lean un libro sobre bicicletas, o un marco ágil, y después ya sepan montar en bicicleta; hay que empezar a caminar, a caerse y a levantarse. Es esencial que los directivos lo entiendan y den mensajes que desbloqueen ese miedo a caerse.

Lo que importa es un ritmo de mejora continua sostenible
Cortesía de Pixabay
Cuando los equipos sienten que pueden fallar, son más valientes y se retan a ir un poco más allá de lo que creen que son capaces. Un equipo que se rete quizá solo llegue al 80% de lo que se ha propuesto, pero su coraje, su proactividad y su energía les habrá llevado a hacer mucho más de lo que hubieran hecho pensando en cumplir al 100% sus objetivos. Equipos que entregan el 100% de lo planificado son equipos que probablemente solo hagan lo de siempre, sin retarse ni evolucionar y sin mejorar de forma continua.

Uno de los mensajes más potentes que he oído fue de un directivo que dijo a todo el ART (Agile Release Train) de 80 personas, un equipo de equipos, que en el primer PI, ciclo de incrementos en entorno trimestral, el resultado podía ser un "piece of shit" que nadie quiera, y que eso no le importaba... lo que le importa es que el ART aprenda a colaborar y coja ritmo, ¡un ritmo sostenible de mejora continua! Les dio permiso a fallar, a rechazar, a decir que "no", y además les animó a planificar tiempo para aprender y explorar en sus sprints.

El fracaso no es fallar, el fracaso es no aprender
y fallar a ayudar y a pedir ayuda

En nuestra cultura es esencial este tipo de mensaje. Venimos de una cultura del pecado original, del juicio ajeno y del "no" como primera opción. Para que nuestros equipos hagan grandes cosas solo los líderes pueden desbloquear esos comportamientos que tanto tiempo nos han impregnado.

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