Escucha activa y humilde - cortesía de Pixabay |
Los equipos autoorganizados no se basan en grandes especialistas, sino en personas abiertas a aprender y que deben de entender la importancia de reconocer las contribuciones de los demás. Desde la perspectiva de un equipo ágil la humildad es un valor compartido para poder reconocer la diversidad de las experiencias, las opiniones y las ideas del resto de miembros y de ser capaces de recibir feedback de usuarios, clientes e interesados en general.
Scrum Masters y coaches ágiles necesitan dominar habilidades blandas o soft skills que les ayuden a desarrollar a las personas y a facilitar reuniones y talleres. Entre estas habilidades, que ha de tener el propio coach y también desarrollar en los miembros de los equipos de Scrum, están entre otras la escucha activa, la asertividad y las de dar y recibir feedback. Establecer una escucha activa humilde nos permite conocer verdaderamente la visión del cliente, entender y cuestionarse los problemas que hay detrás de los requisitos desde diversas perspectivas y por tanto participar en la construcción de las mejores soluciones, las que más beneficios aporten o más problemas de negocio resuelvan.
He transcrito las sugerencias que vienen en ambas páginas del librillo, son una auténtica lección de vida:
- Solo podrás sacar lo mejor de cada uno escuchando.
- Solo puedes escuchar si a la vez no intentas hablar tú: solo puede haber una dirección.
- Escucha como encuentro y recepción de alteridad: quién no escucha, no acepta a los demás.
- Escucha activamente: otorga valor a las ideas de los demás, pon interés.
- En todo lo que alguien nos dice hay información explícita e implícita: lo que dice de algo y lo que dice de si mismo.
- En el mensaje sé capaz de leer al mensajero: quiere regalarte algo.
- Sin el mensajero, no hay mensaje.
- Escucha con paciencia y humildad: escucha hasta la última gota.
- Escucha con humildad valorando a tu interlocutor: tiene que notar que no solo te importa el mensaje, sino él, como portador del mensaje.
- Asiente, muestra interés y entusiasmo, mírale a los ojos y sitúate cerca de él.
- Repite sus palabras cuando te parezcan muy importantes y resalta las partes medulares de su exposición preguntándole si has entendido bien lo que quiere decir.
- No le interrumpas, después de cada frase o idea pueden venir más: lo mejor está siempre al final.
- Anota las ideas importantes con sus mismas palabras.
- Concéntrate en su exposición: a veces lo importante está escondido en su exposición.
- Y recuerda: lo importante no es lo que tú quieres escuchar o lo que tú opines, sino lo que él quiere expresar.
El librillo de la Universidad Francisco de Vitoria |
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